Amb poca gràcia

Avui és el torn d'un senyor (bé no sé si és mereix que li digui senyor), que podriem dir que va tenir poca gràcia escrivint un article al diari Marca. I que és el clar exemple del maclisme que encara hi ha al món del futbol.



Siempre me lo pregunté. ¿Qué hace que las mujeres sean incapaces de parar un balón en condiciones? ¿Por qué no pueden dar dirección a una esfera tocándola con el pie? ¿Por qué cuando se te escapa una pelota y te la devuelve una mujer siempre viene torcida o botando de mala manera? ¿Por qué se asustan cuando las tiras una pelota de tenis a un par de metros para que la atrapen con las manos? ¿Por qué no pueden dar dos toques seguidos sin que el balón caiga?
¡Dos toques, por Dios! ¡Lo hace cualquier mocoso! ¿Por qué exhiben toda una colección de torpezas cuando hay un balón de por medio y, sin embargo, son perfectamente capaces de jugar bien al pádel, al tenis, al voleibol, al balonmano, saltan vallas, corren que se las pela...? ¿Por qué desde crías no sienten el irrefrenable deseo de darle una patada a un bote, de atravesar la calle conduciendo una piedra con la punta del zapato?Sé que el comentario va a sonar a machismo barato y que van a salir los defensores del fútbol femenino.
Efectivamente, hay un grupo de mujeres que saben jugar al fútbol pero ¿por qué las niñas no lo juegan en el recreo? ¿por qué las adolescentes no alquilan
anchas de fútbol sala en los polideportivos o campos de fútbol-7como los chavales de su edad? ¿por qué no echan un partido en el parque? ¿por qué nunca las ves comprando un par de borceguíes?...Es una cuestión que siempre me ha llamado la atención. La falta de gracia y destreza de las tías para practicar un deporte tan primitivo, tan divertido, de reglas sencillas y en el que cabe todo el mundo: gordos, flacos, tímidos, charlatanes, jetas, trabajadores, luchadores, virtuosos... Cualquier tipología física y cualquier carácter vale para jugar al fútbol. Un gordo puede jugar bien y un vago exquisito puede bordarlo casi sin moverse del sitio. Pero todo se arruina cuando la cóctelera se agita en el cuerpo y la mente de una mujer. Tías capaces de subir un 'ochomil', de correr un maratón por debajo de las tres horas, de sacarte a raquetazos de la cancha, se vuelven inútiles ante una herramienta tan simple como un balón. No hablo ya de jugar un partido. Hablo de devolverle la pelota a un crío en la acera...Sé que
tendré detractores y 'detractoras'. Que me dirán que por qué los tíos no hacemos ejercicios de barras asimétricas, ni gimnasia rítmica ni nos doblamos por la mitad, ni nos ponemos en puntas en el ballet... Y tienen razón. Tienen toda la razón No tengo muchas respuestas para esas preguntas. En realidad, tengo sólo una. Los tíos no hacemos barras asimétricas porque nos daríamos en los huevos. No es mucho, pero es una respuesta. Ellas nunca sabrán explicar por qué coño si
yo le envío a mi mujer un balón rodando, perfectamente tocado con el empeine interior, ella, en lugar de pararlo y devolverlo de la misma manera, se agacha, lo coge con la mano y jode la jugada. Y es más. Si lo coge dentro del área, es penalti. Vamos, no creo yo que sea tan difícil...




Demà la resposta aquest personatge tant amable i que sembla que coneix molt bé el món del futbol femení.



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